INT / NOCHE/ DÍA/ Varias locaciones
Ráfaga de imágenes: dos campesinos santandereanos bailan muy juntos en un caney. En una cocina rural de Barrancabermeja una cocinera y un obrero están sentados en un mezón a punto de besarse. Mimi y Kiko están escondiéndose del peligro debajo de una mesa del comedor universitario. En el mismo instante las tres parejas se besan. Suena una bomba. En un hospital del Bogotá una bebé, roja y con pelo, pega su primer alarido. Las llamas consumen una de las refinerías de Barrancabermeja. Los dos campesinos se esconden en una cueva. Mimi y Kiko bailan «La voz de los ochentas» en una discoteca. La cocinera, quien lleva un niño pequeño de la mano, observa impotente el incendio. Una boa se arrastra entre los canasteros de una bodega. Mimi, Kiko, unos niños y otros jóvenes corren divertidos en la playa. La cocinera, ya mayor está sentada en mecedora en la entrada de su casa viendo a la gente pasar. Kiko está corriendo una carrera de ciclismo. Mimi y un grupo de mujeres campesinas está sentadas en círculo haciendo unas carteleras. Mimi le toma una foto a la pareja de campesinos en su nuevo local en San Andresito de Santa Marta. Kiko hace pantomima en el escenario de un pueblo.

CUADRO 2
INT / DÍA/ Una habitación clase media en Bogotá
Una niña sentada en su cuarto en Bogotá.
                                                                                         NIÑA (voz en off):
Si tuviera que hablar sobre mí. Si tuviera que decir quién soy. Recordaría en imágenes los recuerdos que no viví, pero que son míos. Los recuerdos que son historias mudas en las memorias de quienes caminaron, detrás de mí, para ayudarme a llegar a donde estoy hoy. Recordaría esos recuerdos con imágenes que no pasaron, imágenes que inventé. Pero que en mi memoria explican mejor o me ayudan a recordar quién soy yo. Tal vez mis papás no se conocieron en una marcha estudiantil. Pero sí cuando estudiaban en la UIS de Bucaramanga y cuando cada uno militaba en una época en que, como hoy, desaparecían líderes y estudiantes. Y ese recuerdo, mío, verdadero y fabricado me recuerda todo lo que estaba alrededor cuando se conocieron. Si tuviera que tratar de explicar de dónde vengo, trataría de entender, primero, que vengo del amor y de la violencia. Que el amor de muchos me trajo a la vida, en un mundo lleno de miseria y de horror. Que mi abuela tuvo a mi papá por un corto amorío que tuvo en las cocinas para obreros de Ecopetrol, allí trabajaba para resistir la pobreza. Que los papás de mi mamá llegaron a Santa Marta huyendo de la miseria campesina y allá encontraron oportunidades pero también la muerte. Mientras mi madre era la primera de la familia en graduarse de la universidad, otros tíos se enfrentaban a la violencia del contrabando.
 

Si tuviera que contar mi vida diría que desde hace unos años decidí escuchar a mi cuerpo y me di cuenta de que quiero contar y leer historias. Las mías y las ajenas. Quiero tratar de entender este mundo tan bello y tan horrible a la vez. Quiero saber quién soy. A través de la Historia, la Literatura y el Teatro. Estudio las historias que han contado otros sobre el pasado. Escucho las historias que se cuentan hoy. Y hago historias en las que soy yo y soy otra a través de la escritura y la escena. Busco historias sobre la vida, desde la vida de una joven clase media en Bogotá, que viene de las historias santandereanas, costeñas…indígenas, españolas, árabes y africanas…